LA
EVIDENCIA
INTRODUCCION
La Reformadores sabían muy bien que el oficio del Papado no tiene justificación
Bíblica ni histórica. Desde mucho antes de Lutero, muchos otros hombres
criticaron esa autoridad y protestaron contra ella, aun a costa de sus propias
vidas. Lo curioso es que este oficio dentro de la iglesia cristiana se aceptó
como hecho sin realmente tener una base solida en historia y Escritura. El
siguiente articulo arroja luz y confirma que el oficio del papado no de origen
Escritural y que solo surgió por un asunto de poder y tradición que se pierde en los anales oscuros de la
historia. El tema stá basado en el libro “Papal Sins” (los Pecados del Papado) del gran historiador y prolífico escritor Católico
Garry Wills.
En el libro de más de 300 páginas, Wills analiza el trabajo del papado
en el siglo moderno y analiza la historia del origen del Papado. El libro no es
“propaganda Anti-Católica,” ni escrito por evangélicos amargados en contra de
la Institución católica Romana. Sino mas bien es escrito por un Católico
erudito que protesta en contra de las corrupciones del Papado. El extracto es
del capítulo 10 y la lectura de la misma les será de gran provecho histórica y eclesiásticamente.
JUSTIFICACION SIN FUNDAMENTO
A la pregunta ¿Cómo justifica Roma su control de abastecimiento de
sacerdotes?, Roma dice que solo la sucesión apostólica puede dar a los hombres
el poder de la consagración de la Eucaristía. En el Concilio Vaticano II, el
papa Paulo IV dijo que los obispos son los descendientes de los 12 Apóstoles. Sin
embargo, ya que no existen en el Nuevo Testamento sacerdotes, entonces no pudo
haber existido ordenación de sacerdotes en ese tiempo. Entonces, ¿de dónde
obtiene Roma la idea de ordenar sacerdotes? El texto que generalmente ellos
usan es el de Hechos 6 en donde los diaconos son elegidos por la congregación entera
a través de la imposición de manos de los apóstoles. El problema con esta
exegesis es que los diáconos fueron elegidos, no para un ministerio espiritual,
sino para distribuir las comidas a los necesitados y no fueron maestros de la
Palabra, por lo tanto no existe sacerdotes en ningún sentido de la palabra.
La práctica de poner manos es un gesto usado por muchos propósitos en
las Escrituras Judías y Cristianas: bendiciones, sanidades, bautismo, etc. No
existe un rito de ordenación específica en el gesto. Después de todo, los doce
basan su autoridad de Jesús, y no hay mención de imposición de manos en ellos. La
primera formula cristiana de ordenación que encontramos después del Nuevo
Testamento esta en el documento llamado la Didache (15.1) y dice que los
obispos son escogidos de la congregación cuando la comunidad local imponen sus
manos sobre el hombre que ellos eligen.
Esto no es ningún replicación de los 12 apóstoles. Al contrario, la
evidencia bíblica nos muestra que Pablo y Bernabé ninguno de los cuales fueron
parte de los doce, ni fueron señalados por los doce, pusieron sus manos en
aquellos que ellos eligieron que sean obispos en Asia. (Hechos 14:21-23). Esto nos
sugiere que la única evidencia de imposición de manos vino de Pablo pero no de
los doce.
La narrativa nos dice que solo Pedro salió de Jerusalén. Y el papel de
los otros en Jerusalén es tan diferente que otro personaje entra a escena como
la principal autoridad, Santiago el hermano del Señor, que ni fue parte de los
doce apóstoles.
Bueno, dicen los apologistas, si Pedro salió de Jerusalen, entonces fue
a Roma y de allí sale la cadena de sucesión. Sin embargo, el erudito Brown dice
que Pedro “nunca sirvió como obispo de Roma, ni como administrador de alguna
iglesia, en Antioquia, y Roma incluida.”
El gran historiador Católico D. W. O’Connor dice en su obra “Peter in
Rome” (Columbia University, 1969) lo siguiente:
“Que Pedro fundo la iglesia en Roma es extremadamente
dudoso y que sirvió como su obispo por un año, mucho menos que veinticuatro
años como se dice, es una tradición sin fundamento que va al siglo tercero como
su origen. Las celebraciones litúrgicas a Pedro como obispo de Roma no aparecen
hasta el principio del siglo cuarto a lo más temprano. No hay mención del episcopado de Pedro en el
Nuevo Testamento, en la primera carta de Clemente, o las epístolas de Ignacio.
La tradición es tan tenue. Para el tercer siglo, sin embargo, la supuesta idea
asumida es basada en una tradición vaga e infundada que se transformo en “hechos”
de historia.”
Aun los historiadores católicos no trazan el origen del papado a Pedro
como el Obispo de Roma. (vea
Richard P. McBrien, “The Lives of the Popes-Harper SanFrancisco, 1997, y Eamon
Duffy, Saints and Sinners, A history of the Popes-Yale University, 1997).
Por ejemplo a Clemente de Roma se le llama en una carta el Obispo de Roma, pero Eamon Duffy dice del documento:
“Clemente nunca escribió una carta como Obispo, su
carta fue enviada en nombre de toda la comunidad Romana, el nunca se identifico
a sí mismo o escribió en su propia persona y no sabemos nada acerca de él. La
carta misma no hace distinción entre obispos o presbíteros, y siempre habla
plural sugiriendo que tanto en Corinto y en Roma la iglesia siempre estuvo
compuesta por presbíteros en vez que en un solo líder. Una generación después en la carta de el
Pastor de Hermas, se menciona “ancianos..” y “gobernantes de la iglesia, “ y no
hay distinción entre obispos o ancianos. Clemente es mencionado pero no como
anciano líder, pero más bien como un secretario para escribir cartas de la
Iglesia de Roma.”
Ignacio de Antioquia también escribiendo en la primera década del siglo
segundo, habla de ancianos presbíteros y
obispos, pero no hace distinción, al contrario, el dice que el oficio de Obispo
es una necesidad y que no existía ese oficio en Roma. En sus siete cartas el
hace un llamado a que las iglesias locales estén en apoyo de su obispo. En su
carta a Roma, el nunca menciona a Pedro como Obispo de esa ciudad. Ignacio
demuestra que ningún obispo forzó a la gente a aceptar su autoridad. Aunque los
apologistas Católicos usan a Ignacio como “evidencia” de sucesión apostólica,
en realidad Ignacio hace un contraste entre él y los apóstoles, él dice en sus
cartas a Traillans y a los Romanos, que
no tiene “sus” poderes o de los Apóstoles. Su biógrafo, Schoedel, dice que
Ignacio en sus obras no menciona el episcopado como reforzado por la sucesión.
El papel de los apóstoles, es visto en los ancianos, estan subordinados a los
obispos. Los obispos no tienen un papel apostólico. El elemento de la carta de
Ignacio no es de una carta centrada en un hombre, sino más bien de la santidad y unidad
de la congregación que es Cristo. Esto es lo que él escribió a los Efesios:
“Ustedes son formados como piedras para el templo del
Padre, levantado en alto a través de la estructura de Jesucristo, su cruz, movida arriba por el Espíritu Santo. La fe es
el vínculo de ustedes, y el amor es sus curso que les lleva arriba para Dios.
Esto les hace compañeros en el proceso, incorporando a Dios, el templo, Cristo
y las sagradas vasijas en ustedes mismos.”
De manera que en vez de afirmar una “sucesión apostólica,” Ignacio la
refuta. Los obispos no son elegidos por los apóstoles pero por la comunidad. Ellos
son elegidos por la comunidad en su papel como Cristo, y luego ellos son
honrados como Cristo honró al Padre.
El papado moderno que dice que desciende de los apóstoles tipificado en
Ignacio está bien lejos de la verdad.
La sucesión de los Papas se basa en un mito antiguo de imposición de
manos por los doce o a un periodo no existente del episcopado en Roma.
Ahora el papado moderno en la persona del Papa se siente "competente" en
decir cómo debemos vivir. El Espíritu Santo (según el Papa) ahora habla a sola
una persona en la tierra, la omni-incompetente cabeza de la Iglesia Romana, una
iglesia que esta de cabeza y no tiene miembros. Si fuera así, el cuerpo de
Cristo estaría vergonzosamente reducido.”
La evidencia es irrefutable, el sistema papal es el mayor fraude en la historia de la Iglesia.
Caesar Arevalo
FUENTE: “Structures of Deceit: Papal Sin” (Estructuras de Engaño: Los Pecados del
Papa), por Wills, G. (Doubleday, New York, 2000).
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