LA VERDAD

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miércoles, abril 08, 2015

PHILLIP SCHAFF Y LA TEOLOGIA DE CALVINO





Este extracto es de la gran obra del gran historiador Reformado Philip Schaff (1819-1893), Historia de Iglesia Cristiana, la cual provee una instructiva e impresionante trabajo del desarrollo de la Iglesia Cristiana. Sus ocho volúmenes empiezan con el principio de la Iglesia primitiva y termina en la Reforma Suiza en 1605. Este extracto pertenece a su largo capítulo de la “Teología de Calvino” la cual estoy traduciéndolo en su totalidad.  Esta interpretación original de la teologia de Calvino del gran Schaff ayudará a mas de uno a entender lo que el gran Ginebrino creía en tan importante enseñanza doctrinal.

113. Predestinación.

La teoría de Calvino

Juan Calvino elaboró la doctrina de la predestinación con gran cuidado y precisión más que sus predecesores, y evitó sus paradojas, como él llamaba a las extravagantes y sin cuidado expresiones de Lutero y Zwinglio. Por otro lado, el puso gran énfasis en el dogma mismo, y lo  asignó una posición más grande en su sistema teológico. El fue, por su temperamento estoico, admirador de Séneca. El era predispuesto a la predestinación, y la encontró en la enseñanza de Pablo, su apóstol favorito. Pero su principal interés en la doctrina fue religioso en vez de metafísico.  Calvino encontró allí la fuerza de su fe. El combinó con ello la certeza de la salvación, el cual es el privilegio y consuelo de cada creyente. En esta característica importante el difiere de Agustín quien enseñó el punto de vista católico de la incertidumbre subjetiva de la salvación. Calvino hizo de la certidumbre, y Agustín de la incertidumbre, un estimulo de celo y santidad.

Calvino era consciente totalmente de lo impopular de la doctrina, “Muchos” el decía, “consideran nada mas irrazonable la idea que algunos de la masa común de la humanidad deberían ser pre-ordenados para salvación y otros para destrucción…cuando la mente humana escucha estas cosas, su petulancia rompe toda restricción y se encuentra en una agitación violenta como si estuviera alarmada por el sonido de la trompeta.” Pero Calvino decía que es imposible venir a una “clara convicción de nuestra salvación, hasta que venimos al conocimiento de la eterna elección de Dios, el cual ilustra su gracia por comparación, que él adopta no a todos los promiscuos para la esperanza de la salvación, pero da a algunos lo que El rehúsa dar a otros.”

Es, entonces no de su amor general a toda la humanidad, pero de su favor particular a los electos, que ellos, y solo ellos, han de tener su aseguranza y consuelo sólido. La razón de esta preferencia se ha de encontrar en la inescrutable voluntad de Dios, el cual es la suprema ley del universo. 

La predestinación, según Calvino, es el decreto eterno e inmutable de Dios por el cual él pre-ordenó, para su propia gloria y la revelación de sus atributos de misericordia y justicia, una parte de la raza humana, sin ningún mérito propio, a la eterna salvación; y otra parte, en justo castigo de su pecado, a la condenación eterna. La "Predestinación", dice, "llamamos al decreto eterno de Dios, por el cual ha determinado a sí mismo el destino de cada hombre. Pues ellos no son todos creados en la misma condición, pues vida eterna está predestinado para algunos, y eterna condenación para los demás. Todo hombre- por lo tanto, ha sido creado para uno o para el otro de estos fines- dice, está predestinado, ya sea para la vida o la muerte." 

Esto se aplica no sólo a los individuos, sino a naciones enteras. Dios ha elegido el pueblo de Israel como su heredad, y rechazó a los paganos; él ha amado a Jacob con su posteridad, y aborreció a Esaú con su posteridad. "El consejo de Dios, en lo que se refiere a los elegidos, se basa en su misericordia gratuita, totalmente independientemente de los méritos humanos; pero a los que condena, la puerta de la vida está cerrada por un justo y censurable, aunque comprensible, juicio." La voluntad de Dios es la norma suprema de justicia, de modo que "lo que quiere debe ser considerado sólo por la sencilla razón de que él lo quiere. Cuando usted pregunta, por lo tanto, ¿por qué el Señor lo hizo?  La respuesta debe ser, porque él lo haría. Pero si vas más allá y preguntas por qué lo determinó, usted está en busca de algo más elevado y mayor que la voluntad de Dios, que nunca puede ser encontrado. Que la temeridad humana, por lo tanto, desista de buscar lo que no es, para que no fracase en encontrar lo que es. Esta será una contención suficiente para cualquier persona dispuesta a razonar con reverencia en relación con los secretos de su Dios.  Calvino deduce del pasaje, "Dios tiene misericordia del quien quiere tener misericordia, y a los que quiere endurecer, endurece." (Rom. 9:13), que Pablo atribuye a ambos por igual "a la pura voluntad de Dios. Si, por lo tanto, podemos asignar ninguna razón por la que Dios concede la misericordia a su pueblo, sino porque tal es su placer, tampoco encontraremos ninguna otra causa, sino su voluntad para la reprobación de los demás. Porque cuando se dice que Dios endurezca o muestra misericordia a quien le plazca, se les enseña a los hombres con esta declaración a buscar ninguna causa detrás de su voluntad ".

La predestinación, por lo tanto, implica un doble decreto-un decreto de la elección a la santidad y la salvación, y un decreto de la reprobación hasta la muerte a causa del pecado y la culpa. Calvino consideró inseparables tales decretos. "Muchos de hecho," dice, "como si quisieran evitar que Dios tiene odio, admiten  la elección de tal manera que niegan que cualquiera es reprobado. Pero esto es pueril y absurdo, porque la elección en sí no podría existir sin oponerse a la reprobación .... a quien Dios pasa, él reprueba (praeterit Quos Deus, reprobat), y por ninguna otra causa que su determinación para excluirlos de la herencia que le predestina para sus hijos.”

( Ibid. III. ch. XXIII. § 1. Los escolásticos Calvinistas distinguen en la reprobación un elemento negativo, llamado, praeteritio or indebitae gratiae negatio, y un elemento positivo de precondenacion praedamnatio or debitae poenae destinatio. Vea la definición de Wolleb, Keckermann, Heidegger, etc., in Heppe’s Dogmatik der evang. reform. Kirche (1861), p. 132. The Westminster Confession (ch. III. 7) el cual usa el término “pasar por alto” el cual equivale a preterition u omisión, la Confesión galica  (Cp. XII) y la Confesión de Bélgica (Cap. XVI) usa el término medio laisser, relinquere, “dejar,” llamado en el estado natural de condenación y ruina. Shedd (teología Sistemática, 433) dice: “La reprobación comprende preterición y condenación” . y él hace estas definiciones:

1)      Preterición es un acto soberano; condenación es un acto judicial.
2)      La razón de la preterición es desconocido, la razón de la condenación es el pecado.
3)      En la preterición las acciones de Dios es permisiva (inacción en vez de acción); en la condenación, la acción de Dios es eficiente y positiva. 

Su texto de prueba es Lucas 17:34. “uno será tomado, y el otro será dejado.”

Dios concede a los réprobos todas las misericordias comunes de la vida diaria con tanta libertad como a los elegidos, pero retiene de ellos su misericordia salvadora. El evangelio también se ofrece a ellos, pero eso solo aumentará su responsabilidad y acentuar su condenación, como la predicación de Cristo a los Judíos incrédulos (Isa. 6: 9, 10; Mat.13: 13-15).

Por Caesar Arevalo

FUENTE:  "History of the Christian Church, Volume VIII: Modern Christianity. The Swiss Reformation." Por Philip Schaff



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