Este extracto es de la gran obra del gran historiador Reformado Philip Schaff (1819-1893), Historia de Iglesia
Cristiana, la cual provee una instructiva e impresionante trabajo del
desarrollo de la Iglesia Cristiana. Sus ocho volúmenes empiezan con el
principio de la Iglesia primitiva y termina en la Reforma Suiza en 1605. Este
extracto pertenece a su largo capítulo de la “Teología de Calvino” la cual
estoy traduciéndolo en su totalidad. Esta interpretación original de la teologia de Calvino del gran Schaff ayudará a mas de uno a entender lo que el gran Ginebrino creía en tan importante enseñanza doctrinal.
113. Predestinación.
La teoría de Calvino
Juan
Calvino elaboró la doctrina de la predestinación con gran cuidado y precisión más
que sus predecesores, y evitó sus paradojas, como él llamaba a las
extravagantes y sin cuidado expresiones de Lutero y Zwinglio. Por otro lado, el
puso gran énfasis en el dogma mismo, y lo
asignó una posición más grande en su sistema teológico. El fue, por su
temperamento estoico, admirador de Séneca. El era predispuesto a la
predestinación, y la encontró en la enseñanza de Pablo, su apóstol favorito.
Pero su principal interés en la doctrina fue religioso en vez de metafísico. Calvino encontró allí la fuerza de su fe. El combinó
con ello la certeza de la salvación, el cual es el privilegio y consuelo de
cada creyente. En esta característica importante el difiere de Agustín quien
enseñó el punto de vista católico de la incertidumbre subjetiva de la
salvación. Calvino hizo de la certidumbre, y Agustín de la incertidumbre, un
estimulo de celo y santidad.
Calvino era
consciente totalmente de lo impopular de la doctrina, “Muchos” el decía,
“consideran nada mas irrazonable la idea que algunos de la masa común de la
humanidad deberían ser pre-ordenados para salvación y otros para destrucción…cuando
la mente humana escucha estas cosas, su petulancia rompe toda restricción y se
encuentra en una agitación violenta como si estuviera alarmada por el sonido de
la trompeta.” Pero Calvino decía que es imposible venir a una “clara convicción
de nuestra salvación, hasta que venimos al conocimiento de la eterna elección
de Dios, el cual ilustra su gracia por comparación, que él adopta no a todos
los promiscuos para la esperanza de la salvación, pero da a algunos lo que El rehúsa
dar a otros.”
Es,
entonces no de su amor general a toda la humanidad, pero de su favor particular
a los electos, que ellos, y solo ellos, han de tener su aseguranza y consuelo
sólido. La razón de esta preferencia se ha de encontrar en la inescrutable
voluntad de Dios, el cual es la suprema ley del universo.
La
predestinación, según Calvino, es el decreto
eterno e inmutable de Dios
por el cual él pre-ordenó, para su propia gloria y la revelación de sus atributos
de misericordia y justicia, una parte de la raza humana, sin ningún mérito propio, a la eterna
salvación; y otra parte, en justo castigo de su
pecado, a la condenación eterna. La "Predestinación", dice, "llamamos
al decreto eterno de Dios, por el cual ha determinado a sí mismo el destino de cada hombre. Pues ellos no son todos
creados en la misma condición, pues vida eterna está predestinado para algunos, y eterna condenación
para los demás. Todo hombre- por
lo tanto, ha sido creado para uno o para el otro de estos fines- dice,
está predestinado, ya sea para la vida o
la muerte."
Esto se aplica no
sólo a los individuos, sino a naciones enteras. Dios ha elegido el pueblo de
Israel como su heredad, y rechazó a los paganos; él ha amado a Jacob con su
posteridad, y aborreció a Esaú con su posteridad. "El consejo de Dios, en
lo que se refiere a los elegidos, se basa en su misericordia gratuita,
totalmente independientemente de los méritos humanos; pero a los que condena,
la puerta de la vida está cerrada por un justo y censurable, aunque
comprensible, juicio." La voluntad de Dios es la norma suprema de
justicia, de modo que "lo que quiere debe ser considerado sólo por la
sencilla razón de que él lo quiere. Cuando usted pregunta, por lo tanto, ¿por
qué el Señor lo hizo? La respuesta debe
ser, porque él lo haría. Pero si vas más allá y preguntas por qué lo determinó,
usted está en busca de algo más elevado y mayor que la voluntad de Dios, que nunca
puede ser encontrado. Que la temeridad humana, por lo tanto, desista de buscar
lo que no es, para que no fracase en encontrar lo que es. Esta será una
contención suficiente para cualquier persona dispuesta a razonar con reverencia
en relación con los secretos de su Dios. Calvino deduce del pasaje, "Dios tiene
misericordia del quien quiere tener misericordia, y a los que quiere endurecer,
endurece." (Rom. 9:13), que Pablo atribuye a ambos por igual "a la
pura voluntad de Dios. Si, por lo tanto, podemos asignar ninguna razón por la
que Dios concede la misericordia a su pueblo, sino porque tal es su placer, tampoco
encontraremos ninguna otra causa, sino su voluntad para la reprobación de los
demás. Porque cuando se dice que Dios endurezca o muestra misericordia a quien
le plazca, se les enseña a los hombres con esta declaración a buscar ninguna
causa detrás de su voluntad ".
La predestinación,
por lo tanto, implica un doble decreto-un decreto de la elección a la santidad
y la salvación, y un decreto de la reprobación hasta la muerte a causa del
pecado y la culpa. Calvino consideró inseparables tales decretos. "Muchos
de hecho," dice, "como si quisieran evitar que Dios tiene odio,
admiten la elección de tal manera que niegan
que cualquiera es reprobado. Pero esto es pueril y absurdo, porque la elección
en sí no podría existir sin oponerse a la reprobación .... a quien Dios pasa,
él reprueba (praeterit Quos Deus, reprobat),
y por ninguna otra causa que su determinación para excluirlos de la herencia
que le predestina para sus hijos.”
( Ibid. III. ch. XXIII. § 1. Los escolásticos
Calvinistas distinguen en la reprobación un elemento negativo, llamado, praeteritio
or indebitae gratiae negatio, y un elemento positivo de precondenacion praedamnatio
or debitae poenae destinatio. Vea la
definición de Wolleb, Keckermann, Heidegger, etc., in Heppe’s Dogmatik der
evang. reform. Kirche (1861), p. 132. The Westminster Confession
(ch. III. 7) el cual usa el término “pasar por alto” el cual equivale a
preterition u omisión, la Confesión galica
(Cp. XII) y la Confesión de Bélgica (Cap. XVI) usa el término medio laisser,
relinquere, “dejar,” llamado en el estado natural de condenación y ruina. Shedd
(teología Sistemática, 433) dice: “La reprobación comprende preterición y
condenación” . y él hace estas definiciones:
1)
Preterición es un acto soberano; condenación es
un acto judicial.
2)
La razón de la preterición es desconocido, la
razón de la condenación es el pecado.
3)
En la preterición las acciones de Dios es
permisiva (inacción en vez de acción); en la condenación, la acción de Dios es
eficiente y positiva.
Su texto de prueba es Lucas 17:34. “uno será tomado, y el otro será
dejado.”
Dios concede a
los réprobos todas las misericordias comunes de la vida diaria con tanta
libertad como a los elegidos, pero retiene de ellos su misericordia salvadora.
El evangelio también se ofrece a ellos, pero eso solo aumentará su
responsabilidad y acentuar su condenación, como la predicación de Cristo a los Judíos
incrédulos (Isa. 6: 9, 10; Mat.13: 13-15).
Por Caesar Arevalo
FUENTE: "History of the Christian Church, Volume VIII: Modern
Christianity. The Swiss Reformation." Por
Philip Schaff
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