LA VERDAD

Este sitio es acerca la teología reformada tal como fue enseñada por los grandes e influyentes reformadores del siglo 16. El trabajo de ellos cambió la forma de ver el Cristianismo en términos de teología y liturgia. Fueron ellos que viendo la corrupción en la existente iglesia Católica desearon reformarla de acuerdo a Escritura, trayendo consigo la mas grande revolución religiosa y social que la historia de la iglesia haya sido testigo. Su legado sigue hoy en este siglo, y su influencia cambió Europa y dio nacimiento a los Estados Unidos de América.

jueves, octubre 10, 2013

DIFERENCIA ENTRE LA LEY Y EL EVANGELIO: COMENTARIO DEL DR. URSINO.






Zacarías Ursinus (18 julio 1534-6 mayo1583) fue un teólogo alemán reformado del siglo XVI. Se convirtió en el principal teólogo del movimiento Protestante Reformado del Palatinado, sirvió tanto en la Universidad de Heidelberg y el Colegio de la Sabiduría (Collegium Sapientiae). Él es mejor conocido como el principal autor e intérprete del Catecismo de Heidelberg.

 He traducido la parte tercera parte de la seccion del Evangelio, pues considero una de las mas claras exposiciones entre la relacion de la ley y el evangelio tal como lo entendieron los Reformadores. Esto nos ayuda a entender cual es la relacion entre ambas y cual es la diferencia tambien. Aunque fue escrito en el siglo 16, su contenido teológico es importante y relevante para este tiempo en donde muchos ignoran las enseñanzas originales de los Reformadores, pero tambien porque es la mas correcta interpretacion de ambas.


III . ¿EN QUE SE DIFERENCIA EL EVANGELIO DE LA LEY?

La exposición de esta pregunta es necesaria para una variedad de consideraciones, y especialmente para que podamos tener una comprensión adecuada de la ley y el evangelio, a lo que contribuye en gran medida el conocimiento de aquello en lo que difieren. De acuerdo con la definición de la ley, que dice, que promete recompensas a quienes rinden obediencia perfecta; y que les promete libremente, ya que ninguna obediencia puede ser meritoria a la vista de Dios, parecería que no difiere del evangelio, que también promete la vida eterna libremente. Sin embargo, a pesar de este aparente acuerdo, existe una gran diferencia entre la ley y el evangelio.

1 . En las revelaciones que contienen, o en lo que respecta a la forma en que se hizo conocido la revelación peculiar de cada uno. La ley fue grabada en el corazón del hombre en su creación, y por lo tanto es conocido por todos naturalmente, aunque no otra revelación se les dio. “mostrando ellos, la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia y sus pensamientos, acusándose o aun excusándose unos a otros " ( Rom. 2:15).  El evangelio no se conoce naturalmente, pero es revelado por Dios a la Iglesia solamente a través de Cristo, el Mediador. Pues ninguna criatura podría haber visto o esperado la mitigación de la ley referente a la satisfacción de nuestros pecados a través de otro medio, si el Hijo de Dios no lo habría revelado. "  Todas las cosas me son entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quisiere revelar.” (Mat. 11:27). “Y Jesús, respondiendo, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” (Juan16: 17). 

2 . En el tipo de la doctrina, o tema particular para cada uno. La ley nos enseña lo que debemos ser, y lo que Dios requiere de nosotros, pero no nos da la capacidad para llevarla a cabo, ni señala el camino por el cual podemos evitar lo que está prohibido. Pero el evangelio nos enseña de qué manera podemos ser hechos como la ley lo requiere, porque nos ofrece a nosotros la promesa de la gracia, haciendo que la justicia de Cristo imputada a nosotros por la fe, y en tal manera como si fuera propiamente nuestra, enseñándonos que somos justos ante Dios, a través de la imputación de la justicia de Cristo. La ley dice: " Paga lo que tú debes." "Haz esto, y vivirás." (Mateo 18:28;  Lucas 10:28).  El evangelio dice: "Sólo cree" (Marcos 5:36).

3 . En las promesas. La ley promete la vida a los que son justos en sí mismos, o sobre la condición de la justicia y la obediencia perfecta. "El que hiciere estas cosas, vivirá por ellas." “Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos." ( Lev.18:5; Mat. 19:17) El evangelio, por el contrario, promete la vida a aquellos que son justificados por la fe en Cristo, o en la condición de la justicia de Cristo, que se aplica a nosotros por la fe. Sin embargo, La ley y el evangelio no se oponen entre sí en estos aspectos, porque si bien la ley nos exige que guardemos los mandamientos si queremos entrar en la vida, sin embargo, no nos excluye de la vida si otro realiza estas cosas para nosotros. Efectivamente, propone una forma de satisfacción, que es a través de nosotros mismos, pero no prohíbe la otra, como se ha demostrado.

4 . Se diferencian en sus efectos. La ley, sin el evangelio, es la carta que mata, y es el ministerio de muerte : "Porque por la ley es el conocimiento del pecado." "La ley produce ira, y la letra mata" (Rom. 3:20, 4:15;  2 Cor.3:6) La predicación, y el conocimiento sencillo de lo que se debe hacer se conoce a través de la letra: porque declara nuestro deber y que la justicia que Dios requiere, y  si bien no nos da la capacidad para llevarla a cabo, ni señala el camino a través del cual se puede alcanzar, nos encuentra faltos y condena nuestra justicia. Pero el evangelio es el ministerio de la vida y del Espíritu, es decir, que tiene las operaciones del Espíritu unidos a él, y da vida a los que están muertos en el pecado, porque es a través del evangelio que el Espíritu Santo obra la fe y la vida en los elegidos. "El evangelio es poder de Dios para salvación" etc. (Rom. 1:16).

Objeción. No existe precepto o mandamiento que pertenece al Evangelio, sino a la ley es el mandamiento. La predicación del arrepentimiento es un precepto. Por lo tanto, la predicación del arrepentimiento no pertenece al Evangelio, sino a la ley. 

RESPUESTA. Negamos la mayor premisa, pues si se toma en forma general, este precepto es peculiar al evangelio, que nos manda a creer, a aceptar los beneficios de Cristo, e iniciar una nueva obediencia, o la justicia que exige la ley. Si se objeta que la ley también nos manda a creer en Dios, respondemos que lo hace sólo en forma general, al requerirnos dar crédito a todas las promesas divinas, preceptos y denuncias, y eso viene con una amenaza de castigo, a menos que lo hagamos. Pero el evangelio nos manda expresa y particularmente a adoptar, por la fe, la promesa de la gracia y nos exhorta por el Espíritu Santo, y por la Palabra, que andéis como es digno de nuestro llamamiento celestial. Sin embargo, esto lo hace sólo en general, sin especificar ningún deber en particular como “has de hacer esto o aquello,”  pero deja esto a la ley. Así  como dice lo contrario en general, creen que todas las promesas de Dios, dejando esto a la ley; más bien dice en particular, cree esta promesa; vuela a Cristo, y tus pecados serán perdonados.


fuente:   Comentario sobre el Catecismo de Heidelberg, P. 92. Extraído de  http://archive.org/stream/commentaryofzach00ursiuoft#page/104/mode/2up

Trad Caesar Arevalo




No hay comentarios: