LA VERDAD

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martes, diciembre 25, 2012

JUAN 6:65: NADIE HA VENIDO ( CREIDO) EN JESUS POR SU PROPIA VOLUNTAD.




El siguiente tema es acerca de la verdad biblica que nuestra salvacion es por la gracia absoluta y eficaz de Dios. El autor analiza la logica de Jesus, el uso de silogismo en Juan 6 nos demuestra que Dios escoge a aquellos que van a ser salvos y los trae a Jesus para que crean en El. Solo aquellos que son traidos por el Padre son los que vienen ( creer) en Jesus. El hombre responde por la simple razon que Dios los escogio para que respondan.  


El silogismo es una forma de razonamiento deductivo que consta de dos proposiciones como premisas y otra como conclusión, siendo la última una inferencia necesariamente deductiva de las otras dos. 

Según las Escrituras, todas las personas tienen un conocimiento de Dios (Romanos 1:21), pero no todas las personas lo conocen de la misma manera. Algunas personas lo conocen como un amigo, y otros lo conocen sólo como un enemigo. Estos son, por naturaleza, de ánimo hostil hacia Cristo, y supremen la verdad en la injusticia (Rom 1:18), porque les gusta la oscuridad y odian la luz (Juan 3:19, 20). 

La pregunta que quiero presentarles a contemplar hoy en día es ¿por qué es que algunas personas ven la belleza y excelencia de Cristo y lo conocen como amigo, mientras que otros encuentran a Jesús y sus promesas de gracia tan repulsivas, y lo ven como su enemigo? ¿Qué es lo que hace que las personas difieren en su respuesta a las promesas del evangelio?

El propósito de este breve ensayo es mostrar desde la Escritura una discusión que Jesus tuvo en su tiempo en la tierra donde el afirma inequívocamente que es la sola gracia que hace que las personas difieren en nuestra respuesta al evangelio: ya sea que lo creamos o le rechazemos. Y para hacer entender este punto vamos a mostrar cómo Jesús insiste en que a menos que Dios concede su gracia invencible nadie iba a creer el evangelio ... Sin embargo, todas las personas a quienes se otorga esta misma gracia creen para vida eterna.

He escrito sobre este pasaje antes, pero a los que no han considerado el discurso de Jesús a los Judios en Juan 6, les animo a tomar el tiempo para reflexionar sobre él hoy. Nos damos cuenta de que, al hablar con los Judios, Jesús usa un silogismo que no deja lugar para la jactancia humana. Definido simplemente, un silogismo es una fórmula lógica que consta de dos premisas y una conclusión que se sigue necesariamente de ellos. Es una combinación de dos sentencias infaliblemente que requieren una tercera sentencia como consecuencia de su relación mutua. Un ejemplo sencillo de un silogismo es: Si todos los seres humanos son pecadores, y todos los griegos son humanos, entonces todos los griegos son pecadores.

Usted pregunta, ¿qué tiene esto que ver con Jesús?

En Juan capítulo 6, en el contexto de Jesus esta llamando a los Judios a creer en el evangelio acerca de sí mismo y de su resultante falta de  fe en Él, Él les presenta las siguientes dos declaraciones sencillas pero profundas, que, cuando se aplica junto necesariamente lleva a la conclusión de que la salvación por la gracia es siempre tanto invencible e indeleble. Ello afirma que aquellos a los que, en su tiempo, el Espiritu les regenera infaliblemente creeran en el evangelio. La gracia y la fe, por lo tanto, no son la misma cosa, y cuando se trata de por qué algunos tienen fe y no en otros, Jesús enfáticamente viene por el lado de la gracia. Lo que yo llamo “el silogismo de Jesus,” donde Él comunica esta verdad con autoridad, debe poner fin a todos los argumentos sobre esta cuestión. Esto se puede encontrar en medio de su discurso con los Judios en Juan 6:37 y Juan 6:65 donde dice:

“ todo lo que el Padre me da, vendrá a mí, y el que a mí viene, no le echo afuera.”  (6:37)

“ nadie puede venir a mí si no se lo ha concedido el Padre " (6:65).

Para dar contexto a estos textos, justo antes del versículo 37, Jesus  dice: "Yo soy el pan de vida, y el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed, Pero te dije que ustedes me han visto y sin embargo no creen.”  

Aquí vemos que Jesús usa la frase “creer en mi”  y  “venir a mi” indistintamente. De hecho, este es el caso de estas frases en toda la Escritura. Con esto en la mente, en el marco de la incredulidad en Juan 6:64 Jesús a emite un NEGATIVO UNIVERSAL “ nadie puede venir a mi al menos que el Padre le conceda.” 

 Dado que la frase "ven a mí" se habla en toda la Escritura más como un sinónimo de creer en él, en Juan 6:65 lo que Jesús nos está diciendo es que “nadie puede creer en Mi a menos que Dios se lo conceda.”  “Sólo el Espíritu da vida” (6:63).  

Pero en Juan 6:37 (el mismo diálogo) Jesús también emite un POSITIVO UNIVERSAL con el mismo concepto. Él dice que “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí”

Así que si nos fijamos explícitamente en lo que Jesús enseña en los que han de creer (por poner estos dos conceptos juntos) Él dice, nadie va a creer en mí, si Dios no lo concede, y todos aquellos a quienes Dios les concede creerán en Mi. Jesús, con un silogismo, se asegura de que nadie piense que cualquier cosa aparte de la gracia es lo que los salva. He incluso el deseo mismo de la fe que tenemos es un regalo de Dios. Esto es sumamente importante porque eso crea la inevitable conclusión de que la gracia vivificante de Dios es invencible. Por ello, justo antes de decir  “nadie puede venir a mí, si Dios no lo concede”, Jesús dice:  

“El  Espíritu es el que da vida; La carne para nada aprovecha”  Esto significa que el Espíritu es el que da vida, eleva nuestros espíritus de muerte a la vida, nos hace nacer de nuevo (Juan 3:3, 6). 

La carne, no en referencia a nuestros cuerpos físicos, sino a nuestra esclavitud a la corrupción de nuestra naturaleza pecaminosa, significa que la naturaleza pecaminosa no puede hacer ninguna cosa buena redentora, incluyendo el creer en el evangelio. ¿Cómo sé que esto es lo que significa? Debido a que el contexto completo en ambos lados de este versículo Jesús esta hablando de la incredulidad de los Judios. La fe, Él está diciendo, no es un producto de nuestra naturaleza humana no regenerada. Es, más bien, el Espíritu el único que puede dar vida a nuestras almas muertas para que podemos creer. Jesús está diciendo la misma cosa a Nicodemo en Juan 3, utilizando el mismo tipo de lenguaje. 

En el versículo 6 Jesús le dice:  “lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” Y a menos que uno nazca de esta manera él no puede ver ni entrar en el reino de Dios. Jesús nunca le da a Nicodemo un imperativo (instrucción) para nacer de nuevo, pero en cambio, le dice lo que le debe suceder a él para tener vida eterna y  ser una realidad. Las creencias nacen de un cambio de la naturaleza en el hombre viejo que considera el evangelio algo tonto y por lo tanto no puede comprenderlo (1 Corintios 2:14).

Muchos predicadores dicen a la gente, “todo lo que necesitas hacer es creer” como si se tratara de la cosa más fácil del mundo, pero el hombre natural no está dispuesto a someterse a los términos de los evangelios que lo humillan. Es la enorme afrenta a nuestro orgullo de creer que no tenemos ninguna esperanza de salvarnos en Jesús solamente. Vemos esto en el trabajo en este pasaje cuando, al final del  capítulo seis de Juan muchos de los que antes estaban con Jesús, se fueron porque su enseñanza era demasiado duro y sólo los doce quedaron. Pedro confiesa la creencia ( fe) sin embargo,  Jesús le responde, “No te he elegido a ti?”  Pero, ¿qué es tan difícil acerca de estos que no escogen a Jesús? Difícil porque el evangelio de la gracia solamente despoja al hombre de toda esperanza de que podría tener para aportar algo, aunque sea muy pequeño, para su propia salvación. Nunca hay que subestimar la realidad de nuestra naturaleza pecaminosa lo cual nos engaña de esta manera. El Evangelio nos obliga a ver nuestra propia impotencia espiritual y bancarrota en aportar nada, ni siquiera levantar un dedo hacia nuestra propia salvación. Pero aquellos que creen en el evangelio podemos saber con certeza que el Espíritu Santo les ha avidado y está haciendo la obra de gracia en ellos. Como dice Juan en su primera epístola, confiar [fe] en Cristo es el resultado inmediato del nuevo nacimiento, no la causa de la misma:

“Todo el que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios?” (1 Juan 5:1)

También es importante entender que Jesús nunca expulsara aquellos que el Padre le ha dado (Juan 6:37). Esto es importante porque los que rechazan la perseverancia de los santos, en la creencia de que Cristo no nos conserva hasta el fin, están diciendo que de alguna manera debemos mantener nuestra justificación ante Dios. Esto es como creer que la expiación de Cristo para nosotros no es suficiente para la salvación. Esta es una visión herética similar a lo que los católicos romanos creen, ya que hace que el mantenimiento de la justificación / salvación el trabajo del hombre y no a Cristo.

Para concluir, Jesús nos dice que todos aquellos a quienes Dios ha dado al Hijo son los que creen en el Hijo y nadie va a creer en el Hijo si Dios no les concede el hacerlo. Este pasaje es uno de los pasajes más fuertes en toda la Escritura en relación con la invencibilidad de la gracia salvadora. La gracia del Espíritu Santo en la regeneración no sólo es suficiente, pero eficiente, indefectiblemente trae el  resultado deseado de Dios. 

Podemos resistir el evangelio al oír la llamada exterior e incluso resistir las agitaciones del Espíritu Santo, pero nadie se resiste el despertar interior y el llamado de Dios (Romanos 8:30; 1 Corintios 1:22-24). En el Antiguo Testamento a veces Dios quiere disciplinar a Israel diciéndoles sus cosechas fracasarían a pesar de que trabajaron para sembrar la semilla. Esta es la prueba de que todo lo que hacemos en este mundo, como la siembra de cultivos requiere de la bendición de Dios antes si va a ser fructífero. Del mismo modo Pablo usa una metáfora agrícola cuando se habla de echar la semilla del evangelio. Él dice: “Yo planté, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento. Así que ni el que planta ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento” 

Esto simplemente significa que la gente necesita escuchar el evangelio para ser salvos, pero podemos predicar hasta que nuestra cara se ponga azul y nada se arraigará en los corazones a menos que el Espíritu Santo soberanamente aplique esa palabra en el corazón para que uno pueda oír.

Para usar la imagen bíblica, nosotros lanzamos la semilla del evangelio de manera indiscriminada, pero el Espíritu Santo es el único que puede hacer germinar la palabra, por así decirlo, a la vida en Cristo. El barbecho de nuestro corazón debe ser arado por Dios, porque  la tierra de nuestro corazón no es buena por naturaleza, sino sólo por la gracia. La semilla no encontrará tierra fértil hasta que Dios lo haga asi.

 Pues el profeta Ezequiel dice:

“ rociaré agua limpia sobre vosotros, y seréis limpios; os limpiaré de todas vuestras inmundicias y de todos vuestros ídolos. Les daré un corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vosotros el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Y pondré mi Espíritu en vosotros, y les movere a seguir mis preceptos y obedezcan mis leyes?”  (Ezequiel 36:25-27)

Tenga en cuenta que para que tenga lugar la obediencia, el Señor primero debe limpiar nuestros corazones, poner un espíritu nuevo en nosotros y quitar nuestro corazón endurecido no circuncidado. Nadie cree y obedece, mientras que su corazón sigue siendo de piedra. Nuestros ojos ciegos se debe abrir, nuestros oídos sordos destapados y la naturaleza corrupta debe ser cambiada sobrenaturalmente por el Espíritu Santo, para que el hombre comienze a tener  buenos pensamientos acerca de Cristo.




Traducido por: Caesar Arevalo

de; "Jesus Syllogism",  
by John Hendryx


1 comentario:

Eliza dijo...

Buena lectura, muy educacional y una bendicion. Gracias!