LA VERDAD

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martes, octubre 02, 2012

CALVINO: LA LEY Y EL EVANGELIO





Juan Calvino (1509-64).

Por lo tanto, también, vemos el error de aquellos que, en la comparación de la Ley con el Evangelio,  representan sólo como una comparación entre el mérito de las obras, y la imputación de la justicia gratuita. Este de hecho no es un contraste en absoluto a ser rechazada. Porque  Pablo a menudo quiere decir con el término "ley" el imperio de la vida recta que Dios requiere de nosotros lo que es suyo, que nos da ninguna esperanza de vida a menos que totalmente le obedecen, y añadiendo por otro lado una maldición si nos desviamos hasta en lo más mínimo. Esto hace Pablo cuando afirma que agradamos a Dios por medio de la gracia y somos considerados justos por medio de su perdón. Pablo, precisamente por ello hace el contraste de la justicia de la ley y del evangelio" (Institución de la Religión Cristiana, 1559; 2.9.4).”

 “Pero no observan la antítesis entre la justicia legal y el Evangelio que Pablo presenta en otro lugar, todo tipo de obras, con cualquier nombre adornado, están excluidos, (Gálatas 3:11, 12.) Pues dice que la justicia de la Ley se compone en la obtención de la salvación por hacer lo que la ley exige, pero que la justicia de la fe consiste en creer que Cristo murió y resucitó, (Romanos 10:5-9). Además, después veremos, en el lugar adecuado, que las bendiciones de la santificación y la justificación, la cual se deriva de Cristo, son diferentes. De donde se sigue, que ni siquiera las obras espirituales se tienen en cuenta cuando el poder de justificar se atribuye a la fe" (Institutos, 11/03/14).”

“ La ley, dice, es diferente de la fe. ¿Por qué? Debido a que para obtener la justificación por la misma, las obras son necesarias y, por lo tanto, se deduce que, para obtener la justificación por el Evangelio no son necesarios. De esta afirmación se desprende que los que son justificados por la fe son justificados independiente en ausencia del mérito de las obras, porque la fe que recibe la justicia que otorga los evangelios. Pero el Evangelio difiere de la ley en esto, que no limita la justificacion a las obras, sino que la coloca enteramente en la misericordia de Dios"  (Institutos, 11/03/18).”

“Porque las palabras de Pablo siempre son ciertas, que la diferencia entre la Ley y el Evangelio radica en esto, que este último no le gusta la anterior promesa de vidar bajo la condición de las obras, sino por fe. ¿Qué puede ser más claro que esta antítesis - "La justicia de la ley es sabia en esto, el hombre que hiciere estas cosas vivirá por ellas Pero la justicia que es de la fe habla así, El que creyere.", Etc (Romanos 10: 5.) En el mismo sentido es este otro pasaje: "Si la herencia fuera de la ley, la fe sería anulada y abolida la promesa. Por lo tanto, es por fe que con respecto a la gracia la promesa es firme para todos los que creen. " (. Romanos 4:14) “

“ Yo además sostengo que es sin nosotros, porque somos justos en Cristo solamente. Que se presenten pruebas desde las Escrituras, si tienen alguna, para convencernos de su doctrina. Yo, mientras que yo tenga toda la Escritura apoyandome, ahora estare satisfecho con este motivo, es decir, que cuando se habla de la justicia de las obras; la ley y el evangelio lo colocan en la perfecta obediencia de la ley. Y como que en ninguna parte aparece, no nos dejan otra alternativa sino huir sólo a Cristo, para que podamos ser considerados justos ante él, no teniendo así en nosotros mismos la justicia." (Antídoto para el Concilio de Trento, 1547).”

“ En verdad, la Ley  aunque podría justificar, de ninguna manera promete la salvación por obras, pero hace que la justificación consista en la perfecta observancia de todos los mandamientos." (Comentario al Salmo 106:31)”

“En referencia a Gálatas 3:13 Pablo supone que éstos, incluso la fe y la ley, son contrarias la una a la otra, como contrario a la labor de justificar. La ley de hecho está de acuerdo con el evangelio, o mejor dicho, que contiene en sí mismo el Evangelio. Y Pablo ha resuelto esta cuestión en el primer capítulo de la Epístola a los Romanos, diciendo que la ley no nos puede ayudar a alcanzar la justicia, sino que se nos ofrece en el Evangelio, y que recibe el testimonio de la ley y los Profetas. Aunque hay una concordancia total entre la ley y el evangelio, como Dios, que no es incompatible con el mismo, es el autor de ambos, sin embargo, en cuanto a la justificación, la ley no concuerda con el evangelio, no más que la luz con las tinieblas: por la ley promete la vida a los que sirven a Dios, y la promesa es condicional, dependiendo de los méritos de las obras. El evangelio también es verdad promete justicia en condiciones, pero que no tiene relación con el merito de las obras. ¿Qué, pues? Es sólo esto, que los que son condenados y perdidos son para abrazar la gracia ofrecida a ellos en Cristo." (Comentario sobre Habacuc 2:4)”

“Si no somos justos, excepto de acuerdo con el pacto de la ley, entonces no somos justos sino a través de una observancia plena y perfecta de la ley. Esto es cierto." (Comentario sobre Habacuc 2:4)”

“Pablo confirma este testimonio que en el evangelio la salvacion no se ofrece bajo esa condición difícil, dura e imposible establecida para nosotros por la ley  "que sólo aquellos que han cumplido todos los mandamientos finalmente lo han alcanzado,"  sino en virtud de una fácil y lista condición abiertamente accesible." (En referencia a Romanos 10) (Institutos, 05/02/12).”

“Si bien es cierto que en la ley se nos enseña la perfección de la justicia, esto también sigue: la plena observancia de la ley es la justicia perfecta delante de Dios. Por ella el hombre evidentemente sería considerado y reconocido como justo ante el tribunal celestial." (Institutos, 2.7.3).”

Por lo tanto, está claro que por nuestra maldad y depravación nos impide disfrutar de la vida bienaventurada establecida abiertamente delante de nosotros por la ley. Por ello, la gracia de Dios, que nos alimenta sin el apoyo de la ley, se convierte en dulce, y su misericordia, que otorga esa gracia sobre nosotros, se vuelve más encantadora."  (Institutos, 2.7.7).”

“Para Pablo el término Ley quiere decir el imperio de la vida recta por la que Dios requiere de nosotros lo que es suyo, que nos da ninguna esperanza de vida a menos que totalmente le obedezcamos, y añadiendo por otro lado una maldición si nos desviamos hasta en el más mínimo grado. Esto lo hace Pablo cuando afirma que estamos agradando a Dios por medio de la gracia y justificados a través de su perdón, porque en ninguna parte se encuentra que la observancia de la ley por la cual la recompensa ha sido prometida. Pablo, precisamente por ello hace que el contraste de la justicia de la ley y de la del evangelio" [Romanos 3:21 ss;. Gálatas 3:10 ss;. Etc] (Institutos, 2.9.4).”

“la ley contiene aquí y allí las promesas de misericordia, pero porque han sido tomados de otros lugares ellas no son parte de la ley, cuando sólo la naturaleza de la ley está en discusión. Atribuyen a ella sólo esta función: gozar lo que esta ordenado; a prohibir lo que es malo; prometer una recompensa a los guardianes de la justicia, y amenazar con el castigo  a los transgresores, pero al mismo tiempo no cambian o corrigen la depravación del corazón que es inherente a la naturaleza en todos los hombres." (Institutos, 2.11.7).”

“Sin embargo, cuando a través de la ley los patriarcas se sentían oprimidos, tanto por su condición de esclavo, y cansados por la ansiedad de conciencia, huyeron en busca de refugio al evangelio". (Institutos, 2.11.9).”

Primero, Dios establece para nosotros a través de la ley lo que debemos hacer, si luego fallamos en hacer lo que la Ley nos dice, esa frase terrible de la muerte eterna, la cual se pronuncia recaerá sobre nosotros. En segundo lugar, no sólo es difícil, sobre nuestra fuerza y más allá de todas nuestras capacidades, cumplir la ley a la letra, por lo que, si miramos a nosotros mismos solamente, y reflexionamos en qué condición estamos, ni rastro de buena esperanza se mantendrá; pero solo el ser desechados por Dios, que nos encontramos debajo de la muerte eterna. (Institutos, 3.2.1) los hombres están bajo maldición si permanecen en la ley; la fe, es el único medio de recuperar la salvacion (Institutos, 3.11.1).”

“Pues la fe se tambalea si presta atención a las obras, ya que nadie, ni siquiera la más santa persona, encontrará que hay algo en que basarse. (Institutos, 03/11/11)”

Si un hombre que desea obtener la justicia de Cristo, debe abandonar su propia justicia. (Institutos, 11/03/13).”

“¿Ves cómo se hace esto la distinción entre ley y evangelio: Este es un paso importante, y que nos puede sacar de muchas dificultades si entendemos que esa justicia que se nos ha dado por medio del evangelio ha sido liberado de todas las condiciones de la ley." (Calvin comentar Romanos 10:9) (Institutos, 11/03/17)

“ ¿Cómo este argumento se mantiene, excepto en las obras de acuerdo en que no entran en la cuenta de la fe, sino que debe ser separado por completo? La ley, dice, es diferente de la fe. ¿Por qué? Puesto que las obras son necesarias para la justicia de la ley. Por lo tanto, se deduce que no se requiere para la justicia fe. De esta relación, está claro que los que son justificados por la fe son justificados aparte del mérito de las obras. De hecho, sin el mérito de las obras. Por la fe se recibe la justicia que el Evangelio concede. Ahora el evangelio difiere de la ley en que no vincula la justicia con las obras, pero lo alberga únicamente en las misericordia de Dios." (Institutos, 03/11/18).”

Ellos [ed. los papistas] parlotean que las obras ceremoniales de la ley se excluyen, no la ley moral | [pero] vamos a mantener tan cierto que cuando la capacidad de justificar se le niega a la ley, estas palabras se refieren a toda la ley. (Institutos, 11/03/19)

“Pues ya no la perfección puede llegar a nosotros mientras estamos vestidos en esta carne, y la ley además anuncia la muerte y el juicio a todos los que no mantienen la perfecta justicia de las obras, siempre tendrán motivos para acusar y condenar a nosotros a menos que, en al contrario, la misericordia de Dios lo contrareste, y por el continuo perdón de los pecados continuo repetidamente nos absuelve." (Institutos, 03/14/10)”

“ Las obras de justicia consiste solamente en la observancia perfecta y completa de la ley. De esto se deduce que ningún hombre es justificado por las obras, salvo que, de haber sido elevado a la más alta cima de la perfección, no puede ser acusado incluso de la menor transgresión. (Institutos, 3.15.1).”

“El hecho, pues, es que a través de la ley todo el género humano esta sujeto a la maldición y la ira de Dios, y con el fin de liberarse de estos, es necesario apartarse del poder de la ley y, como si fueran liberados de su cautiverio a la libertad espiritual; el cual consuela y conforta y levanta al golpeado y hace que la conciencia se postre, demostrando que están libres de la maldición y condenación de la ley que lo apretaba, amarraba y encadenaba . (Institutos, 3.17.1)”

Con una voz clara nosotros también proclamamos que estos mandamientos se mantendrán si se busca la vida en las obras. Y los cristianos deben conocer esta doctrina, porque ¿cómo iban a huir a Cristo a menos que reconocieran que habían caído desde el camino de la vida sobre el borde de la muerte? ¿Cómo iban a darse cuenta de cuan lejos se habían desviado de la forma de vida al menos que primero entendieran como es esa manera de vida? Sólo que, por lo tanto, cuando distinguen cuán grande es la diferencia entre la vida y la justicia divina, que consiste en la aceptación de la ley se dan cuenta conscientemente de que, con el fin de recuperar la salvación, su refugio está en Cristo. En resumen, si buscamos la salvación en las obras, debemos guardar los mandamientos por los cuales se nos instruye para la justicia perfecta. Pero no debemos detenernos aquí si no queremos fallar a medio camino, ya que ninguno de nosotros es capaz de guardar los mandamientos." (Institutos, 3.18.9).”

“las conciencias de los creyentes, en la búsqueda de la seguridad de su justificación ante Dios, debe estar por encima y avanzar más allá de la ley, olvidando la justicia de la ley. Pues ya que, como hemos demostrado en otra parte, la ley no deja un solo justo, ni nos excluye de toda esperanza de justificación o deberíamos ser liberados de ella, y de tal manera, de hecho, que no se tiene en cuenta las obras. (Institutos, 3.19.1)

“No se puede mantener en esta vida la perfecta obediencia a la ley que Dios requiere de nosotros." (Institutos, 4.13.6)”

“Un joven le pregunta por cual obras él entrará en la vida eterna [Mateo 19:16; cf. Lucas 10:25]. Cristo, porque la cuestión se refería a las obras, él le refiere a la ley [Mateo 19:17-19]. Y con razón! Porque, considerado en sí mismo, la ley es el camino a la vida eterna, y  a excepción de nuestra depravación, la ley es capaz de llevar la salvación para nosotros. Por esta respuesta Cristo declaró que él enseñó ningún otro plan de vida de lo que se había aprendido en la antigüedad en la ley del Señor. Así también el atestigua de la ley como  la doctrina de la justicia perfecta, y al mismo tiempo refutó informes falsos para que no pudiera parecer que esta incitando a las personas a abandonar la Ley por alguna nueva ley.  Nuestros adversarios en vano dan una interpretación general a este caso particular, como si Cristo estableciera la perfección del hombre en la renuncia de los bienes. En realidad, quería decir nada más por esta declaración el obligar al joven, satisfecho de sí mismo sin medida, sentir su dolor, para que pudiera darse cuenta de que aún estaba muy lejos de la obediencia perfecta a la ley que el falsamente reclamaba para sí mismo." (Institutos, 13/04/13)”

“la ley en sí misma contiene la justicia perfecta, y esto se desprende del hecho de que su observancia se llama el camino de la salvación eterna. (Institutos, 13/04/13).”


FUENTE:

Calvino, J. INSTITUTES OF THE CHRISTIAN RELIGION. Extraido de 
https://ccel.org/ccel/calvin/institutes/institutes.i.html


Trad. Caesar Arevalo

Nota: 

La Institución de Religión Cristiana, escrita en latín por M. John Calvino, y traducida al inglés de acuerdo con la última edición de los autores, con varias tablas para encontrar los principales asuntos tratados en este libro, y también la declaración de los lugares de la Escritura allí expuestos. La obra maestra de Calvino, un resumen de la teología bíblica que se convirtió en la declaración normativa de la fe reformada. Se publicó por primera vez en 1536 en Basilea, Suiza; y fue revisado y ampliado por Calvino en varias ediciones antes de que se publicara la edición definitiva en 1559.  Impreso en Londres por Arnold Hatfield, para Bonham Norton. 1599

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